
ES
TUYO
Era tarde, pero no tenía sueño, y se me ocurrió la genial idea de hacerme un café a las 8 de la tarde, ¡normal que no tengas sueño!, ¿para qué te haces un café? Me decía continuamente a mi misma. Despejada y sin ninguna serie a la vista, entonces me dio por pensar. Muy bien, sí, ¿por qué no intentas dormir?, yo me hice la misma pregunta. Pero ya había empezado y mi cabeza no podía parar.
Había sido San Valentín hacía poco y mis bombones, flores, cartas y/o proposiciones para salir a cenar habían brillado por su ausencia.
No sé explicar con exactitud porque en esas fechas te pones más romántica, aunque tu día se parezca más al de San “Solterín” que al de Valentín.
Si te soy sincera, ese día ni siquiera lo pensé, mi mente estaba en la universidad y en la montaña de trabajos poco amorosos que tenía apuntados en la agenda. Fue esa noche, la que me provocó una nostalgia que aún no he vivido, por lo tanto no me ha dado tiempo a tener, en fin, pensé, mucho y mi cerebro empezó a imaginar...
Historias de amor perfectas que acaban en una preciosa ceremonia, tus seres queridos y tus mejores amigos.
Un vestido largo, de encaje, color blanco pero con destellos azulados, la espalda descubierta y una corona. Sí. Una corona de esas que no brillan pero que te hacen sentir genial. Lo que daría por una de esas. Un Aderezo sencillo y un ramo de peonías en la mano.
Lo vuestro es un amor salvaje que no entiende de formas y normas convencionales, ese que te devora y te ilumina, que saca lo mejor y lo peor de ti, ese que tiene que acabar en boda.
Amores que se escapan de nuestro alcance y culminan en el mejor día de tu vida. Una felicidad que te invade, lágrimas de emoción en los ojos.
Es tuyo, el ramo, el vestido, la tarta y sus muñecos y el champagne, claro, eso es más tuyo que de nadie. Es tu día. Lo has elegido tú. Todo.
Desearías que no acabase nunca y luego te ves, desde la pantalla de tu ordenador y observas minuto a minuto ese día.
La cola de dos metros de tu vestido parece hecha de papel, el baile y tu sonrisa iluminan el salón, jardín, playa y un largo etcéteras de lugares maravillosos donde puedes celebrar una boda. Tu gente comparte tu alegría y parece que en ese día nada malo pueda ocurrir.
Un cúmulo de sensaciones que provocan una sonrisa. Pero es tarde y empieza a hacer frío, me entra un sueño ligero, mi mente está más en paz que antes y me voy a dormir con el agradable sabor de pensar en el AMOR.
En todas sus formas y versiones.
Todas válidas.