UNA CIUDAD, VOSOTROS Y UNA DESPEDIDA
Llegué siendo una cría. Una cría que no sabía nada, aunque sí, pensaba que lo sabía todo.
Una ciudad extraña de la que poco había oído hablar. Era una cría y aunque pareciese que no, tenía miedo, mejor, estaba cagada.
Y entonces aparecisteis. Aparecisteis para compartir el miedo, para darme de la mano, para acompañarme a hacerle compañía a la luna y bailarle a las luces de cubiteras mágicas.
Fueron años en los que nos creímos invencibles y, creo que en algún momento lo fuimos.
Le dimos la mano a la locura y al amor y ya no hubo vuelta atrás. Amores eternos que nos permitieron volar durante una breve eternidad.
Pisos sucios y desordenados, ajenos y desconocidos pero, siempre, siempre había un sofá nuestro.
"Cumplemés" y muchas ganas de soñar, siempre despiertos, por suspuesto.
Vino el Erasmus y la sensación extraña de echarte de menos, a ti que tanto te había odiado.
Y volví, con ganas, dándole la mano a personas increíbles que desde entonces no me han soltado.
Ha sido una última etapa "más madura", dentro de nuestras posibilidades, claro. Buscando siempre la manera de ser normales, pero necesitaríamos otra vida para encontrar esa manera.
Las noches se burlaban cuando fracasábamos en nuestro intento.
He tenido la oportunidad de conoceros, de vivir con vosotros, de abrirnos y de olvidarnos de los secretos, de querer a personas en 10 minutos.
Solo me queda dar las gracias, en serio. Gracias a todos los que habéis pasado por mi vida. Gracias a los que habéis hecho un esfuerzo por comprenderme. Gracias a los que me habéis enseñado a reír de verdad. Gracias por compartir conmigo mi miedo. Gracias por levantarnos cogiéndome la mano y gracias a los que aún no me la habéis soltado. Gracias por quedaros soñando despiertos conmigo. Gracias por empujarnos, coger aire y volar.
Espero volver con vosotros. Espero volver (te) a ti, porque tú has sido el escenario perfecto.
Ha sido un auténtico placer Castellón.
